Me acordé de esto que escribí hace unos años. Creo que iba en 7mo. semestre de la carrera. Debería extenderlo un poco, profundizar, desarrollar mejor las ideas.
Lo que no sé es si es suficientemente filosófico, literario o ninguno de los anteriores.
Sunday, April 21, 2013
Friday, April 19, 2013
Basta
Decidí que dejaré de imprimir sentido a las cosas. Siempre fui muy cuidadosa al dotar de sentido cada experiencia, incluso a los testigos silenciosos de ella. Conservé un montón de cosas por lo que su materialidad representaba.
Esta tarde decidí dejar de hacer eso: ya no importa si medio año vimos juntos unas fundas, si vestí cierto vestido para cenar juntos, si el llavero tenía un peso distinto antes de mudarme. Ya no quiero poner atención a eso y quiero dejar de hacerlo con el futuro.
Esta tarde decidí dejar de hacer eso: ya no importa si medio año vimos juntos unas fundas, si vestí cierto vestido para cenar juntos, si el llavero tenía un peso distinto antes de mudarme. Ya no quiero poner atención a eso y quiero dejar de hacerlo con el futuro.
Wednesday, April 17, 2013
Olvido
§ 126: «Olvido — Todavía está por demostrar la existencia
del olvido. Todo lo que sabemos es que no depende de nosotros el
recordar algo en el momento que queremos. Provisionalmente a ese vacío
de nuestro poder le hemos dado el nombre de “olvido”, contabilizándolo
como si fuera un poder más de nuestro registro. Pero, ¿qué es en última
instancia lo que depende de nosotros? —Si esta palabra designa un hueco
de nuestro poder, ¿no designarían también las demás palabras espacios
huecos de nuestro conocimiento de nuestro poder?»
Aurora. Pensamientos sobre los prejuicios morales. Traducción de Germán Cano. Madrid, Biblioteca Nueva, 2000: § 126: p. 139.
Aurora. Pensamientos sobre los prejuicios morales. Traducción de Germán Cano. Madrid, Biblioteca Nueva, 2000: § 126: p. 139.
Monday, April 15, 2013
Mon chevalier
Je regarde
pendant des heures
tous ces nuages
Je vois des fleurs
des trains des arbres
Mais même la
au fond du ciel,
je n'te vois pas
Alors je prie,
Dieu me pardonne,
sans croire en lui
Je prie pour l'homme
qui m'aimait tant,
que j'aimerai toute ma vie,
mon chevalier
The Rip
As she walks in the room
Scented and tall
Hesitating once more
And as I take on myself
And the bitterness I felt
I realise that love flows
Scented and tall
Hesitating once more
And as I take on myself
And the bitterness I felt
I realise that love flows
esta me recuerda a vos. Una vez la escuchamos juntos.
Sunday, April 14, 2013
Despair
[...] si tuviese el valor para abandonar... ¿Abandonar mis sentimientos? Si tuviese valor para abandonar la esperanza.
¿La esperanza de qué? Por vez primera me asustaba el sentir que había basado toda mi esperanza en llegar a ser aquello que no era. La esperanza -¿qué otro nombre darle?- que por vez primera iba a abandonar ahora, por valor y por curiosidad moral. La esperanza, en mi vida anterior, ¿la habría basado en la verdad? Con espanto infantil, yo dudaba ahora.
Para saber lo que realmente podía esperar, ¿tendría antes que pasar por mi verdad? ¿Hasta qué punto había inventado hasta ahora un destino, viviendo mientras tanto subterráneamente de otro?
La pasión según G.H. - Clarice Lispector
La tarde es una lágrima
Antonio Colinas
Te veo sentada frente al horizonte
un cárdeno perfil de cicatrices,
el encinar herido por heridas,
el tomillo que embriaga los sentidos
y una flauta que suena interminable.
No volverá, no volverá, lo dice
la lágrima que cae de tu ojo, el dolor
musical, luminoso de tus huesos.
Se deshará tu brava cabellera;
se pudrirán tus manos
y el recuerdo amoroso que contienen,
mas la lágrima de la tarde,
eterna durará para negaros,
para negaros.
Te veo sentada frente al horizonte
un cárdeno perfil de cicatrices,
el encinar herido por heridas,
el tomillo que embriaga los sentidos
y una flauta que suena interminable.
No volverá, no volverá, lo dice
la lágrima que cae de tu ojo, el dolor
musical, luminoso de tus huesos.
Se deshará tu brava cabellera;
se pudrirán tus manos
y el recuerdo amoroso que contienen,
mas la lágrima de la tarde,
eterna durará para negaros,
para negaros.
Friday, April 12, 2013
La amistad endeble
Para F.H., un puente
derribado en 2010
Si
los amigos son la familia que escogemos, sin duda lo hacemos a ciegas,
orientados por esa brújula emocional que nos hace ver cosas que a la larga se
transforman en espejismos. Entre dos identidades se teje una relación que, a
veces, parece insostenible pero mantiene el equilibrio a pesar de su estado
coloidal. Podríamos derribarlo pues un puente no se sostiene de un solo lado,
diría Oliveira. Nos empeñamos en mantener su entereza. Ergo, nos frustramos. El
edificio de la amistad está construido sobre arenas movedizas. Lo mismo sucede
con las amistades. Nada más frágil que la fraternidad elegida, nada más endeble
que la amistad.
Lo
insostenible de las relaciones yace en aquellos puntos que ceden a la fuerza
absorbente de la arena movediza. El mal humor, el malentendido, una borrachera
insoportable, una influencia extranjera, el consejo del psicólogo, la
distancia: cosas pequeñas que se interponen ¡y vaya que saben hacerlo!
Así,
por culpa de cualquier cosa, lo que hacia ver una amistad de cimientos sólidos,
de pronto se deja vencer en algunos puntos: impaciencia, intolerancia,
silencio, heridas no cicatrizadas, recuerdos lastimeros. Todo lo ruin y lo
indeseable humedece la estructura: la vuelve suave, floja, débil y, de pronto,
se derrumba.
No
se trata de un derrumbe cualquiera aunque nos deja atónitos. Muchos desplomes
de construcciones sólidas tienen explicación: que si el temblor o el clima, que
si la renovación urbana, que si la excavación profunda. En el aspecto amistoso,
el desprendimiento no es previsible, no tomamos en serio las señales –cuando
las hay-, nos engañamos con un ‘no pasa nada’ y dejamos que la relación se
diluya. Si sentimos algo, una corazonada de que nada será lo mismo, hacemos que
la idea pase de largo y no eche raíces en nuestros corazones con tal de no
propiciar la caída. Quizá sea la mejor opción a costa de no anticipar el sabor
de aquella sustancia ponzoñosa que en breve se torna placentera.
Simplemente,
no estamos preparados para que se acabe. Renunciamos al final justo cuando nos
toma por sorpresa. Sin aliento, quietos por el asombro, nos preguntamos: ¿Qué
fue lo que pasó? Nos quedamos sin respiración porque el puente se ha derrumbado
y no hay forma de llegar al otro lado. Nuestro amigo apagó la luz, tomó sus
cosas y se fue sin avisar. Ha retirado embajada, quizá debido a un impulso. El
silencio se apodera del espacio insalvable entre los dos. La duda queda. La
duda y la tristeza se nos vuelven familiares y tememos que nunca nos abandonen.
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