Thursday, August 29, 2013

SOBRE LA SEMANA QUE ESTUVIMOS NUEVAMENTE EN CASA: CONGRESO MUNDIAL DE FILOSOFÍA (PARTE I)

En la Escuela de Filosofía de la Universidad de Atenas cerca de cuatro mil filósofos y entusiastas de la filosofía se reunieron para escuchar, dialogar y reflexionar sobre la pertinencia del tema que nos convocó: “Filosofía como investigación y forma de vida”. Del 4 al 10 de Agosto se celebró el 23.er Congreso Mundial de Filosofía en la ciudad de Atenas, Grecia. Este se lleva a cabo cada cinco años en alguna ciudad del mundo y está organizado por la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISP, por sus siglas en francés) y la universidad huésped.
Se trató de un congreso significativo por numerosas razones. Para empezar, se trataba del primer congreso de este tipo realizado en la ciudad de Atenas, la cual es reconocida como la cuna de la filosofía occidental. Se llevaron a cabo cuatro sesiones filosóficas especiales en lugares que fungieron como escenarios de una disciplina en ciernes: la Academia de Platón, zona arqueológica donde la célebre escuela platónica fue construida hace 2,400 años, misma que, actualmente, es un parque recreativo en riesgo de ser demolido para construir un centro comercial; el Pnyx, una colina donde se solía reunir la asamblea del pueblo; el Liceo de Aristóteles, zona descubierta hace 15 años y desde entonces excavada y estudiada por arqueólogos que al fin fue abierta al público en el marco del congreso; y finalmente, el escenario donde ocurrieron algunas partes del Fedro, diálogo platónico sobre el amor: el templo de Artemisa, Pan y otras deidades, cerca del río Ilissos.
Aunque se pretendía que el plato fuerte fueran las conferencias impartidas por especialistas, el verdadero disfrute de estas sesiones radicó en la posibilidad de recorrer aquellos lugares: ya fuera en solitario o acompañados, los asistentes a las sesiones pudieron charlar o reflexionar en terrenos que atestiguaron la actividad filosófica de hombres como Sócrates, Platón, Aristóteles, Fedro y tantos otros. Si bien había muchísimo tiempo de por medio, la experiencia de situarse en aquellos espacios ofrecía una riqueza intelectual superior a lo que uno podría aprender de los libros. Aquellos lugares eran testigos silenciosos de los tiempos clásicos en los que la filosofía era, radicalmente, un estilo de vida.
En otro tenor, es importante destacar que el congreso se llevó a cabo en medio de una de las más grandes crisis económicas que ha sufrido la nación griega. De acuerdo con las declaraciones de los organizadores, la posibilidad de realizar el evento fue incierta durante algún tiempo. Para la fortuna de los asistentes, se contó con los medios para que fuera un hecho y pudiéramos encontrarnos para dialogar.
Además, el congreso se presentaba para responder a una urgencia: los tiempos que corren necesitan la filosofía más que en ningún otro momento, aunque la tendencia mundial respecto a su enseñanza nos demuestre lo contrario. ¿Qué podría aportar la reflexión filosófica para enfrentar la crisis económica, el desastre ecológico y la carencia de una conducta ética en la acción humana? La audiencia no lo sabe a ciencia cierta, pero espera su aportación, por mínima que sea.
A sabiendas de que un evento filosófico no puede reducirse a discusiones en salones, la agenda del congreso contempló actividades culturales muy diversas y enriquecedoras. La inauguración del Congreso, llevada a cabo en el Odeón de Herodes Ático, corrió por cuenta de la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Atenas, el Coro Mixto Municipal de Atenas y el cuerpo de danza “Leontideis”. Pudimos disfrutar de la interpretación de algunas piezas clásicas, así como composiciones griegas de Nikos Skalkottas, Manos Hadjidakis y el propio director de la orquesta: Eleftherios Kalkanis. La conjugación entre el coro, la música y el baile llenaron de asombro a los asistentes que miraban deleitados el escenario del Odeón.
En los pasillos de la Escuela de Filosofía se montó una exposición titulada “El arte en la era de la crisis”, curada por Regina Argyraki, donde artistas griegos presentaron su obra en varios formatos y técnicas entre los que destacaba la pintura, aunque había algunas creaciones en video y textiles sumamente interesantes. Algunos cuadros expresaban la fragmentación o soledad que se vive en la sociedad griega, otros se remitían a los tiempos mitológicos. El discurso de la exposición estudiaba la posibilidad de seguir creando arte a pesar de las condiciones económicas que abruman a una nación entera.
Una brillante exposición del pensamiento de Schopenhauer fue presentada a través de la obra teatral Schopenhauer Unleashed, escrita y actuada por Theodosis N. Pelegrinis, rector de la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas. Schopenhauer aparece en escena y descubre que ha extraviado las llaves de su casa. A partir de ese evento, comienza a reflexionar sobre sus últimos días y poco a poco revela sus reflexiones en torno a la voluntad.
Con motivo de la clausura, se presentó un espectáculo de danza y música tradicional griega conducido por el grupo de Christos Tsiamoulis. Instrumentos como el bouzouki, una especie de mandolina y el tympanon, un tambor de marco, a veces se acompañaban por las voces de las interpretes. Los bailarines vistieron ropas tradicionales mientras que las bailarinas adornaron sus cabezas con tocados vistosos o sobrios, según lo ameritara la danza a ejecutar. Se trató de una buena manera de cerrar el congreso y compartir un poco más de sus tradiciones.
Estas actividades culturales contribuyeron al disfrute del Congreso. Se trató de experiencias donde la filosofía y la expresión artística confabularon para acercar a los espectadores a diversas formas de vivir la filosofía. Sobre el programa académico y las conclusiones generales del congreso hablaré en la próxima entrega.

Publicado originalmente en Registro (29 de agosto de 2013)