Tuesday, August 4, 2015

TEJER Y COMBATIR: ENTREVISTA CON LANA DESASTRE

En fechas recientes, el yarnfitti o el yarn bombing se ha consolidado como una expresión urbana que consiste en intervenir columnas, esculturas, rejas o árboles con piezas tejidas. Toparse con una escultura bien abrigada con bufanda, gorro y calentadores debe desatar más de una sonrisa. De esta manera, el tejido se consolida como una actividad combativa y de denuncia. En cierta medida, es un esfuerzo de apropiarse y transformar aquello que usualmente se nos presenta como cotidiano: lo que hemos dejado de mirar.
En Estados Unidos y algunos países europeos se han organizado grupos de hombres y mujeres que salen a la calle con la misión de colorear con hilos las ciudades. Los troncos de los árboles se forran, la malla ciclónica se transforma en un telar y se visten las estatuas de héroes y personajes ilustres. Recientemente, esta práctica se ha dejado ver en México: el color reclama a la vista, llama a todos los pares de ojos que se han acostumbrado a ver sin mirar. Arrebatar, aunque sea una ojeada, cristaliza el propósito de esta guerrilla de estambre.
En México tejemos con Lana desastre, colectivo que llamó la atención recientemente tras convocar una intervención en la línea 1 del metro, en el Día Mundial de Tejer en Público. Con sus tejidos decoraron tubos y asientos de un vagón que recorría las entrañas de la ciudad. Al llegar a la estación Zaragoza fueron reprendidas por policías que exigían quitar sus “madres” y preguntaban quién había autorizado la acción. El resto de los usuarios se sumaron a la defensa de las tejedoras. En entrevista el colectivo Lana desastre, integrado por Mustang Jane, Petunia Jacquard, Sally Salazar y Claudia de las Nieves, nos habla sobre esta práctica.
Alejandra Quiroz Hernández: Sabemos que Lana desastre es un colectivo que ha tejido muchos proyectos. ¿Podrían contarnos brevemente sobre sus comienzos?
Lana desastre: A principio tejíamos por nuestra cuenta o hacíamos yarn bombing de forma individual, pero gracias a Yo Landi, miembro del Colectivo Modopactua, nos conocimos todas en un Taller que impartieron en ATEA (espacio de experimentación visual, arquitectónica y sonora del colectivo Somosmexas). El Taller se llamó “Tejido y Sociedad” donde Sally impartió clases de ganchillo, Jane dio una charla sobre yarnbombing y Cuca participó como becaria. A partir de ahí nos reunimos a tejer los viernes, y como es lo habitual al tejer con otras personas, empezamos naturalmente a platicar de todo. Fluimos y nos conectamos desde el principio, cada una con sus propias ideas empezamos a revelar pensamientos, sentimientos, indignaciones, molestias, risas; en fin, los viernes se hicieron más agradables porque sabíamos que siempre estábamos dispuestas a escuchar y expresarnos libremente.
Fue ahí donde empezamos a planear nuestra primera acción: “On the Road” que en un principio consistía en tejer la valla de la embajada de Estados Unidos con cientos de calaveras con los colores de la bandera norteamericana. La idea original fue de Mustang Jane, quien es originaria de la frontera de Cd. Juárez, donde radica actualmente, ella tenía la inquietud de manifestar la difícil situación que enfrentan los migrantes para cruzar a los Estados Unidos. El proyecto fue un éxito gracias a la participación de gente y la donación de estambres. Finalmente no bombardeamos la embajada, pero tuvimos el apoyo de la CDHDF para exhibir la enorme pieza en un foro sobre “La Protección de las personas migrantes en México y Centroamérica”, den el que se pretendía que la pieza fuera puesta a la venta y donde las ganancias fueran donadas a la Casa del Migrante en el Edo. de México.
AQH: Eligieron la guerrilla de ganchillo, también conocida como Yarnbombing o –Yarnfitti, como su actividad principal. Más allá de colorear la ciudad, ¿qué se pretende con el Yarnbombing?, ¿qué lo motiva?
LD: La motivación principal del Yarnbombing es la acción de tejer en colectivo ocupando nuestros espacios públicos. Al alterar el espacio lo rescatamos y trasformamos la imagen de la ciudad, modificamos el espacio que estamos acostumbrados a ver todos los días, le damos color con estambres y texturas. Lo hacemos como simple ornamentación y como manifestación también, pero lo principal es el vínculo que se crea con la gente, desde la que participa con nosotras, hasta la que pasa por el sitio y se cautiva al verlo. Esa relación es la que nos motiva siempre: creemos que el tejer en público es una acción democrática auténtica, donde participan hombres y mujeres por igual, gente sin importar raza, nivel socioeconómico y hasta postura política.
AQH: Como casi todo, el Yarnbombing tiene muchas caras. Hay quienes lo definen como arte callejero, otros creen que es una actividad combativa. Entre otras cosas, ha desafiado la creencia de que tejer es una actividad exclusiva de mujeres de la tercera edad. ¿Podríamos definir el Yarnbombing como una actividad que conjuga la denuncia y el arte público? ¿A quiénes convoca?
LD: Claro, el Yarnbombing es una forma de intervención urbana donde se está ocupando el espacio público para expresarse libremente, el Yarnbombing como muchas otras manifestaciones artísticas en la calle forma parte de una nueva alternativa de expresión, el mensaje llega directamente a los receptores y los cautiva por la composición de su diseño. El mensaje funciona porque, en un principio, el acto atrae las miradas de asombro y es ahí cuando embiste el mensaje. En efecto, el Yarnbombing rompe el paradigma de la abuela tejedora, (nuestras sabias maestras), se rompe la brecha de que es una labor exclusiva de señoras “sin qué hacer”; por el contrario, somos mujeres con mucho que hacer y mucho que decir. Llevamos a las calles lo que nuestras madres y abuelas nos enseñaron.
AQH: Durante el tiempo que llevan juntas han realizado intervenciones de carácter político. Se han sumado a acciones relacionadas con la lucha magisterial, el caso Ayotzinapa, la maternidad elegida, entre otras. Pero también participan con tiendas de ropa que podrían percibirse como una estrategia de marketing. ¿Por qué realizar una acción en cualquiera de esos sentidos (político o marketing)?
LD: Porque además de la utopía de tejer un mundo mejor, también tenemos la utopía de poder vivir algún día del tejido. Sally y Cuca se dedican 100% a la labor del tejido, venden sus piezas y buscan bazares para promocionar su mercancía de forma independiente. Muchas marcas apoyan el arte. El art marketing es una nueva estrategia en la publicidad porque cautiva al público y a la vez apoya el arte callejero.
AQH: A simple vista, parece que toda práctica en torno a la ideología “Hazlo tú mismo” se vuelve disruptiva y provoca reacciones como las del pasado 14 de junio o de junio de 2013 con Knitstersmx. Aunque parece inexplicable ¿qué es lo que incomoda del tejido público?
LD: No tengo conocimiento de lo que pasó con el Colectivo Knitstersmx. Pero creo que lo que podría incomodar es el hecho de que la ocupación urbana es una acción subversiva y para las autoridades es una invasión relacionada con vandalismo o con pandillas. Eso es cierto, tal vez seamos una especie de pandilla pero llevada a un contexto más positivo y creativo. En general al público no le molesta, al contrario, pero a las autoridades parece que sí. En una ocasión, los inspectores de Medio Ambiente arrancaron los tejidos que hicimos a unos árboles a fuera del Multiforo Cultural Alicia, con la excusa de que daña a los árboles, a pesar de que en ningún momento lo perforamos ni le hicimos daño. No tenemos información sobre si existe un reglamento donde especifique cuál es el delito que estamos cometiendo, ni tampoco creemos que ellos mismos lo sepan, el Yarnbombing los toma por sorpresa y por tal motivo inmediatamente lo relacionan con el grafiti y nos imputan el mismo delito cuando en realidad no estamos haciendo ningún daño al mobiliario público.
AQH: A propósito de lo que comentas, el Yarnfitti ha transitado de ser una práctica anónima y en fuga a ser una experiencia colectiva. ¿Es otra forma de hacer ciudad, de visibilizar la responsabilidad compartida, la propiedad colectiva?
LD: En otras ciudades del mundo por supuesto que lo es, hay muchas iniciativas por parte de organizaciones que a través del Yarnbombing reúnen a las comunidad para tejer grandes proyectos. La mayoría han sido proyectos cuyo objetivo es la participación de la sociedad para tejer espacios o estructuras enormes. En México todavía no pasa eso. Es labor de colectivos como el nuestro impulsar esta clase de proyectos y que se abran diálogos con instituciones para conseguir más espacios y convocar al público para colaborar por un bien común. Es ese propósito lo que nos motiva y nos hace responsables como colectivo, como ciudadanos y como institución. Por lo pronto, nosotras seguiremos ocupando espacios a pesar de no tener los “permisos”, a pesar de que la instalación no sea apreciada y sea arrancada, a pesar de los enfrentamientos con las autoridades. Nuestro objetivo no es que el tejido permanezca para siempre en el sitio, el arte callejero tiene la característica de ser efímero, lo que nos interesa es alegrar las calles y hacer comunidad.
Publicado originalmente en Registro (4 de agosto de 2015)